La historia de Wenceslao Podernera, Murias y Longueville caídos por las balas de la dictadura
Son los tres mártires que fueron proclamados este sábado beatos, junto al obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, todos asesinados durante la última dictadura militar.
Wenceslao Pedernera nació el 28 de septiembre de 1936 en la localidad de La Calera, un pueblo minero ubicado a 65 kilómetros de la capital de San Luis, y tuvo una infancia tranquila, aunque debió abandonar la escuela primaria para ayudar a su padre en tareas agrícolas.
Ya en su juventud, en 1961 se trasladó a Mendoza y comenzó a trabajar en una finca recolectando en uvas, donde poco después conoció a la que fue su esposa, Marta Ramona Cornejo.
Cuando al año siguiente decidieron casarse Pedernera se negó hacerlo por la iglesia, ya que no tenía mucha práctica en religión y la desconocía, pero su novia le dijo que sus padres, que eran católicos, no lo aceptarían de otro modo.
Su primer acercamiento a la Iglesia fue en 1968 durante la novena de la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, cuando comenzó a practicar activamente en grupos religiosos como la Acción Católica y organizando encuentros de formación con peones rurales, para analizar la realidad a la luz del Evangelio.
En 1972 el matrimonio participó de dos cursos de formación en La Rioja, donde conocieron el trabajo del Movimiento Rural Diocesano, que fomentaba la dignidad de los trabajadores y el cooperativismo.
Un año después se mudaron a La Rioja para participar de una experiencia rural comunitaria en un campo que pertenecía a la diócesis, pero tuvieron muchas dificultades porque les quedaba lejos la escuela para sus hijas. El obispo Angelelli les aconsejó que se fueran a Sañogasta.
Allí Pedernera fue puesto al frente de un proyecto para formar una cooperativa de trabajo y compartir el ideal de la vida cristiana expresado en los Hechos de los Apóstoles, donde "todos ponían lo suyo en común". El grupo se reunía los sábados en la parroquia local.
Pero fomentar el cooperativismo en esos años era considerado subversivo y tras el golpe militar de 24 de marzo de 1976 Pedernera y su familia comenzaron a recibir amenazas.
El 24 de julio, cuando se cumplían cuatro meses de la dictadura, mientras se encontraba descansando en su casa fue atacado por un grupo de hombres que lo acribilló a balazos, delante de su esposa e hijas.
Seis días antes, el 18 de julio, habían asesinado en Chamical, luego de secuestrarlos y torturarlos, a los sacerdotes Murias y Longeville, seguidores de Angelleli, quien los despidió con una misa. El 4 de agosto el obispo murió en un sospechoso accidente de tránsito.
El papa Francisco consideró que la muerte de los tres religiosos y el laico Pedernera fue por "martirio en odio de la fe", por lo que hoy fueron beatificados.
La Cámara de Senadores de San Luis distinguió a familiares de Pedernera que viven en la provincia, entre ella su hija mayor, María Rosa, quien manifestó que está viviendo estos días con mucha emoción y ansiedad
"Tengo muy bonitos recuerdos de mi padre, inculcó a sus tres hijas grandes valores y nos dejó un legado enorme, que fue el perdón", dijo la mujer a Télam.
Y, relató: "cuando estaba agonizando, luego de ser acribillado, mi madre le preguntó quién le podría haber hecho esto. El respondió que no sabía, pero sólo nos pidió que no guardemos rencor: perdonen", les dijo y eso, recordó, "fue un mensaje muy grande".
La hija de Pedernera afirmó que nunca pensó que este momento iba a llegar a su vida y que resultaba un gran alivio a tanto dolor, por lo que agradeció "al papa Francisco, que pudo ver a este puntano tan humilde que dio la vida por el Evangelio".Murias nació en Córdoba en 1945, estudió en el Liceo Militar y luego empezó a cursar la carrera de ingeniería. Después de un retiro, entró a la orden franciscana y en 1972 fue ordenado sacerdote.
En 1975 solicitó ir a La Rioja y fue destinado a la localidad de Chamical, donde se desempeñó como vicario parroquial.
“Acá al obispo lo persiguen, a los curas los cuestionan, en cualquier momento nos van a matar”, le escribió a sus hermanos de comunidad poco antes de que lo asesinaran.
Por su parte, Longueville nació en Estable, Francia, en 1931, en una familia campesina de profunda fe católica.
Tras ordenarse sacerdote en 1957, en 1969 se fue de misionero a las comunidades indígenas de México, donde aprendió el castellano, y en 1971 se incorporó a la diócesis de La Rioja, donde se desempeñó como párroco.
El 18 de julio de 1976 en Chamical, mientras Murias y Longeville terminaban de cenar en la casa de unas monjas, se presentaron hombres uniformados que dijeron ser de la Policía Federal y que les comunicaron que debían acompañarlos a declarar a la capital provincial.
Los llevaron a la base aérea de Chamical, donde fueron torturados durante varias horas y luego fusilados; sus cuerpos fueron encontrados dos días después por un grupo de trabajadores ferroviarios junto a las vías de un tren.